¿Cómo seducir a mi novia? Sin duda, es necesario inducir emociones algo negativas para lograrlo. Seducir mediante la provocación es un camino directo para mejorar la relación y sobre todo, el sexo.

Se trata de crear emociones negativas. Niégale el placer que ella anhela. Eso mejora el sexo. Eso sí, ten presente todas esas emociones y provocaciones que ella está sintiendo cuando está contigo. La provocación es un estado muy poderoso, tanto, que puede ser malinterpretada o tener un mal uso. No molestes tu mujer mientras no esté excitada, porque lo único que lograrás es que tenga pensamientos negativos de ti y perderá su excitación.

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En cambio, si la provocación es excesiva, las emociones de ella serán tan intensas como orgásmicas. ¡No arruines la inmersión y los efectos finales! Siempre, con la provocación, lograrás calidad en todas las experiencias sexuales.

Señales negativas para seducir a mi novia

  • Cuando tus provocaciones no la excitan, es una señal inminente que te indica que no está lista. Simplemente excítala más.
  • Cuando se siente agredida (emociones negativas). Significa que la estás molestando de manera maliciosa y no efectiva. Que ella sienta que juegas sinceramente con ella y no a modo ‘charlatán’.
  • Cuando se predispone ante tus provocaciones por el nivel de perversión, creará defensas para proteger su bienestar físico y mental.

Señales positivas para seducir a mi novia

  • Cuando responde inmediatamente a tus provocaciones con variedad porque encuentra lo que ella quiere.
  • Cuando suplica para que no le niegues sus deseos, significa que alcanzaste la máxima provocación y te dará la mejor de sus gratificaciones.
  • Cuando existe el juego previo, caricias intensas, acorralamientos en la pared y se puede pasar a otra situación. ¡Aquí ella siempre querrá más!

Otros tips para seducir a mi novia

Siempre intenta crear anticipación. Que se te convierta en filosofía antes de escalar físicamente. Te voy a poner un ejemplo de provocación efectiva: cuando estés a punto de chupar sus tetas, detente.

Sigue moviendo tu lengua alrededor de sus pezones, quítala y respira sobre ellos. Si estás teniendo éxito, ella misma empujará sus pechos hacia ti, hacia tu boca, ¡suplicando que los chupes! Y así, muchos otros escenarios que harán de la provocación, el mejor acto para un gran encuentro sexual.

La provocación bien aplicada crea anticipación naturalmente. Cuando pongas tu pene en su vagina, frótalo, introdúcelo, sácalo y repite el proceso. Su expresión será: ‘¡no me castigues y dámelo!’

Si te contara que la provocación tiene tantos efectos positivos cuando se hace correctamente, las excitarías a todas en tus encuentros y casi que sin remedio, estarían listas para el sexo casi que a diario.

Dale dedo, chúpale la vagina, caliéntala. Luego, deja de hacerlo por algunos segundos-minutos y ella desarrollará emociones negativas, de provación, desconcierto. Es ahí cuando debes volver y como todo un pro acabar con ella, ¡en el buen sentido de la palabra! La provocación es muy poderosa. Por eso, no abuses. Puede ser peligroso subestimar esa adicción al sexo que ella ha logrado contigo. Domina la bestia de la provocación que hay en ti.

Un ejemplo de provocación

Siempre que tengo encuentros sexuales y siento que estoy a punto de venirme, recuerdo aquella historia donde estaba con una ex en un parque donde habían muchas personas alrededor. Ese día llevaba un buzo porque horas antes había llovido. Cuando nos sentamos en una de las bancas, saqué mi pene con cuidado de no ser visto y lo tapé con el suéter, no sin antes cerciorarme que ella lo hubiera visto.

Le dije: ‘me da mucho gusto verte, te extrañaba muchísimo y adoro estos encuentros al aire libre para dialogar’. El autocontrol de mi parte, aunque era bueno, carecía de ciertas falencias, la erección era inevitable. Ella, en medio de risas, tan solo atinaba a decirme algunas palabras que alcanzaba a hilar. Fue entonces cuando decidí usar el lenguaje sucio: ‘lástima que aquí no puedo ‘culiarte’ y venirme adentro de ti’. ¿Te lo imaginás? Mientras, puse una de sus manos sobre mi pene y con movimientos suaves, la provoqué describiendo una situación a solas. ¡Realmente la tenía muy ganosa!

La conversación siguió y como nadie nos vio haciendo cosas ‘indebidas’, volví a poner manos a la obra. Podía sentir su voz quebrada suplicando acción y sus besos eran tan apasionados y mojados como un aguacero de mayo. En esas, un vendedor de dulces se nos arrimó y yo, con toda tranquilidad y algo de sonrisas, puse un buen tono mientras la mano de ella seguí en mi pene. Me tomé mi tiempo y hasta le compré un confite para darle cierta ‘dulzura’ a la situación. ‘Bueno amor, ¿quieres un dulce? Y ahí, apreté sus nalgas tan duro que no se pudo resistir. La provoqué lo suficiente para que se estimulara imaginando pero no lo necesario para hacerla venir. Por momentos, dejaba de excitarla, quitaba su mano y seguía la conversación normal.

Decidimos irnos del parque y en el camino ella me dijo: ‘cerca hay un motel, no me aguanto más las ganas’. Y aunque yo tenía pensado seguirla provocando (solo eso), decidí ir con ella a ese lugar y hacerlo hasta que no dimos más. ¡Fue increíble! Nunca la vi venir con tanta intensidad y estando tan mojada. Toda esta historia para decirles que la provocación es el estado más poderoso… y en cualquier mujer. Aprende a usar dicha técnica y extiéndela para crear experiencias sexuales únicas e inolvidables.

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